La noche estaba completamente despejada. Aquel manto de estrellas era un espectáculo. ¿Cuántas veces se había tirado a intentar contarlas? Miles… ¿Lo había conseguido? Nunca. Infinito el universo sobre su cabeza, lo llenaba de una cierta alegría. A veces él mismo se sentía infinito. Jamás llegaba a conocerse del todo. Siempre le aparecía una faceta nueva, un sentimiento nuevo, un miedo nuevo, una pasión, una necesidad.
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